lunes, 29 de diciembre de 2008

El agónico canto del cisne de Juan Carlos Hidalgo y su odio contra Paul Krugman

Un costarricense y cantor de los estribillos del CATO Institute: Juan Carlos Hidalgo, que se autodenomina libertario, ha arremetido en varias ocasiones contra el premio Nóbel de la economía de 2009: Paul Krugman. Recientemente y de manera irascible, lo ha hecho en: La verdad sobre Friedman.

Es penoso ver, ante la demoledora derrota electoral que le dio el pueblo estadounidense a las matrafulas de los neconservadores republicanos y sostenidas por los niños cantores de CATO, solo les queda manifestar su odio contra las ideas progresistas de Krugman, por medio de un agónico canto del cisne, que evoca de manera melancólica las tesis de los libertarios, de las fenecidas leyes del libre mercado, del capitalismo sin trabas, del monetarismo, de la globalización financiera, entre otras.

El odio de Hidalgo y los otros niños cantores de CATO Institute contra Paul Krugman, se ha acentuado desde que este ha denunciado públicamente sus marañas neoconservadoras en el contexto del sector más reaccionario del Partido Republicano de EE.UU. Ejemplo de ello es el siguiente artículo.

La conspiración neoconservadora
Paul Krugman 13/04/2008

El prestigioso analista político norteamericano Paul Krugman ilustra en 'Después de Bush' (editorial Crítica) la "conspiración derechista" que domina el Partido Republicano y cuya ideología se alimenta con la labor de numerosos 'think tanks'. Sin embargo, cree que tras las próximas elecciones habrá un demócrata en la Casa Blanca y que éste debería abrazar un programa liberal para reducir la desigualdad.


La naturaleza del dominio que ejerce el movimiento conservador sobre el Partido Republicano puede resumirse sencillamente en los siguientes términos: sí, amigos, hay en marcha una vasta conspiración derechista, esto es, se halla en acción un entramado de instituciones que, en última instancia, responden a los intereses de un reducido grupo de personas encargadas colectivamente de recompensar a los leales y de penalizar a los desafectos. Esas instituciones ponen a disposición de políticos obedientes los recursos necesarios para ganar elecciones, refugios seguros en caso de derrota y oportunidades de llevar a cabo una lucrativa carrera profesional una vez su mandato toque a su fin. Además, no dejan de garantizar una cobertura mediática favorable a los políticos adeptos a la línea oficial del partido, al tiempo que acosan y minan a los que se muestran contrarios a ella, sin dejar tampoco de prestar apoyo a una legión de intelectuales y activistas del partido.

Aunque los think tanks derechistas distan de resultar el elemento más destacado de esa "vasta conspiración", resulta útil tenerlos presentes a fin de apreciar cómo funciona esa conspiración, tal como ilustran los siguientes ejemplos referidos a las actividades de tales think tanks.

Asunto: Bruce Bartlett, un economista conservador y antiguo miembro de la Administración de Reagan que trabaja en el National Center for Planning Analysis (NCPA), un think tank especializado en promover la política de privatizaciones. El NCPA se nutre, entre otros, de los fondos aportados por doce fundaciones conservadoras, entre las que se cuentan Castle Rock, Earhart, J. M. Koch, Bradley, Scaife y Olin. Desengañado por las acciones políticas emprendidas por George W. Bush, Bartlett escribe Impostor, un libro en el que reprocha a Bush no ser un auténtico conservador. No tarda en ser expulsado del puesto que ocupa en el think tank ya mencionado.

Asunto: senador Rick Santorum, un conservador de línea dura que representa al Estado relativamente moderado de Pensilvania, pierde su escaño en las elecciones al Congreso de 2006. Al instante pasa a convertirse en el director del programa Los enemigos de Estados Unidos, desarrollado en el Ethics and Public Policy Center (EPPC), una organización cuya misión declarada consiste en "clarificar y estrechar el vínculo existente entre la tradición moral judeo-cristiana y el debate público en temas de política interior y exterior". El EPPC está financiado mediante donaciones procedentes de ocho fundaciones conservadoras, a saber: Castle Rock, Earhart, Koch, Bradley, Smith Richardson, Olin y dos de las fundaciones Scaife.

Asunto: el National Center for Public Policy Research (NCPPR) es un think tank dedicado a "aportar soluciones de libre mercado a los problemas actuales en materia de política pública", una actividad que en años recientes ha pasado por sembrar dudas respecto al calentamiento global. En 2004 fue objeto de grandes titulares la noticia de que el NCPPR había ayudado a Jack Abramoff, notorio lobbysta republicano, a blanquear dinero, desviando un millón de dólares hacia una empresa falsa de correo directo cuya sede social coincidía con el domicilio de Abramoff.
¿Por qué el NCPPR? Desde su fundación en 1982, este think tank ha sido presidido por Amy Moritz Ridenour, quien fuera miembro del equipo de Abramoff cuando éste obtuvo la presidencia de la asociación estudiantil del Partido Republicano en 1981. El marido de Ridenour también se halla en la nómina del NCPPR, de la que percibe, al igual que su esposa, ingresos millonarios que, lo mismo que el resto de los recursos puestos a disposición de ese think tank, provienen de las fundaciones conservadoras Castle Rock, Earhart, Scaife, Bradley y Olin.

La izquierda no cuenta con nada comparable a esa miríada de think tanks de la derecha. Así, la sección de The Washington Post titulada Think Tank Town "publica artículos procedentes de once destacados think tanks".
De las once instituciones objeto de tal honor, cinco forman parte del movimiento conservador, a saber:
el American Enterprise Institute, el Cato Institute, la Heritage Foundation, el Manhattan Institute y el Hudson Institute.

Solo uno, el Center for American Progress (CAP), que no fue fundado hasta el año 2003, puede considerarse órgano de expresión del movimiento progresista, mientras que otros think tanks, como la Brookings Institution, aunque a menudo catalogadas como "liberales", no dejan de constituir organizaciones vagamente centristas sin una línea política definida. Además del CAP, son pocos los think tanks progresistas, como el Center on Budget and Policy Priorities y el Economic Policy Institute, que desempeñan un papel significativo en el debate político. Por lo que se refiere a su dotación económica y de personal, tales organizaciones no dejan de resultar comparables a meros pececillos frente a los cachalotes del movimiento conservador.

La proliferación de think tanks conservadores que se registra desde la década de 1970 comporta la posibilidad de que un intelectual perteneciente a dicho movimiento llegue a disfrutar de un buen nivel de vida secundando ciertas posturas políticas. Se ha de pagar un precio, como descubriría Bruce Bartlett: el de actuar como un apparatchik, esto es, como un miembro del aparato sin opinión propia, un precio que muchos, no obstante, consideran que sí vale la pena pagar.

En gran medida, esos think tanks cobraron vida gracias a un puñado de fundaciones creadas por familias adineradas, sin perjuicio de que think tanks de mayor entidad, y en particular el Heritage y el American Enterprise Institute, perciban cuantiosos recursos procedentes de grandes corporaciones.

La red de think tanks conservadores se ve reproducida asimismo en el ámbito de la prensa, donde publicaciones tales como el National Journal, el Public Interest y el American Spectator surgieron, al igual que dichos think tanks, al abrigo de fundaciones derechistas que vienen a coincidir aproximadamente con las que los crearon. Asimismo existe un buen número de diarios encuadrados en el movimiento conservador: destaca el editorial de The Wall Street Journal, al que durante mucho tiempo ha correspondido un papel protagonista, y The Washington Times. Controlado por la Iglesia de la Unificación, fundada por el ingeniero norcoreano Sun Myung Moon en 1982, The Washington Times se ha convertido, de hecho, en el portavoz oficioso de la Administración de Bush, sin que tampoco quepa olvidar, por supuesto, la cadena de noticias Fox News, cuyo lema Fair and Balanced (Imparcial y Equilibrada) no puede por menos que evocar las técnicas de manipulación de la realidad expuestas por George Orwell en su novela 1984.

Finalmente, aunque no menos importante, hay que hablar del vínculo existente entre los políticos y los miembros de los lobbies corporativos, cuya aparente diversidad, tal como sucede con la de los think tanks conservadores, no hace sino soslayar el verdadero carácter centralizado del movimiento conservador. En ese sentido, hasta que su derrota en las elecciones al Congreso de 2006 lo obligó a asumir un nuevo cometido enfrentándose con los enemigos de Estados Unidos, el senador Rick Santorum se encontraba todos los martes con una docena aproximada de destacados lobbystas en el marco de reuniones que, en el año 2003, el periodista de The New York Times Nicholas Confessore describía en los siguientes términos:

"Cada semana, los lobbystas presentes en la reunión pasan una lista con los puestos disponibles y debaten a quién han de ser adjudicados. La misión de Santorum consiste en garantizar que cada puesto se vea ocupado por un político republicano de probada lealtad, ya se trate, por ejemplo, del jefe de la oficina de un senador, de un alto asistente de la Casa Blanca o de otro lobbysta de plena confianza. Una vez Santorum se ha decidido por un candidato, los lobbystas presentes se aseguran de que quede bien claro a quién favorecerá la dirección del Partido Republicano".

Las reuniones semanales de Santorum y otros encuentros similares presididos por Roy Blunt, el encargado de velar por que sus compañeros del Partido Republicano asistan a las votaciones de la Cámara de Representantes y se pronuncien siguiendo la línea de dicho partido, suponían la culminación de la denominada "estrategia de la avenida K", nombre dado por el político republicano Grover Norquist y el también portavoz en la Cámara de Representantes de dicho partido, Tom DeLay, al plan de apartar a los demócratas de las organizaciones de lobbystas, asignando los puestos correspondientes a republicanos leales. En parte, el objeto de dicho plan era garantizar que el Partido Republicano recibiera la parte del león de las aportaciones realizadas habitualmente a ambos partidos por parte de las empresas, estrangulando así las finanzas demócratas, propósito este último al que también contribuía la presión directa. Así, en 1995 el citado DeLay compiló una lista con los cuatrocientos comités de acción política más importantes y consignando, en cada caso, las sumas y los porcentajes de dinero aportados a cada partido, antes de llamar a capítulo a los cabilderos desafectos convocándolos a su despacho para leerles la cartilla. "Si se quiere participar en nuestra revolución, se han de seguir nuestras reglas", declararía DeLay a The Washington Post. De igual importancia resultaba, en cualquier caso, la circunstancia de que, ganando el control sobre los lobbies, los republicanos no hacían sino imponer lealtades dentro de su propio partido, al poner a disposición de éste un buen número de puestos patrocinados -y excelentemente bien pagados- con los que recompensar a quienes siguieran fielmente la línea marcada por el partido.

En esas circunstancias, las diferentes instituciones del movimiento conservador no dejan de suponer poderosos incentivos para que los políticos republicanos se sitúen ideológicamente bien a la derecha del centro político. Y es que no se trata meramente de obtener contribuciones para la campaña electoral, sino de asegurarse el futuro. De ese modo, y pese a que la opinión pública está firmemente convencida de que Medicare debería utilizar su capacidad negociadora para lograr una rebaja en los precios de las medicinas, el republicano, previa militancia en el Partido Demócrata, Billy Tauzin, en calidad de presidente del Comité de Energía y Comercio de la Cámara de Representantes entre 2001 y 2004, logró la aprobación de un proyecto de ley que prohibía explícitamente tal negociación sobre el precio de los medicamentos, sólo para acabar encabezando el principal grupo lobbysta de la industria farmacéutica y percibiendo por ello, tal como se ha informado, ingresos millonarios. Así las cosas, mientras que Rick Santorum, resultando obviamente derechista para un Estado como Pensilvania, no tuvo ninguna dificultad para obtener un buen puesto en un think tank tras su derrota, no ocurrió lo mismo con el moderado senador republicano por Rhode Island Lincoln Chafee, quien habiendo perdido aquel mismo año su escaño como senador, hubo de darse por satisfecho con ocupar, por un año, un puesto como profesor en una universidad de dicho Estado.

La derrota electoral de este último da cuenta de otro aspecto relativo a cómo las instituciones del movimiento conservador controlan el Partido Republicano, no limitándose a apoyar a quienes siguen fielmente la línea oficial del partido, sino castigando a quienes no lo hacen. Así, Chafee hubo de arrostrar unas terribles elecciones primarias por parte del ala derechista de su propio partido, quien designó como candidato, y oponente de Chafee, a Steve Laffey, el cual recibió más de un millón de dólares en señal de apoyo por parte del Club for Growth, organización especializada en "llamar al orden" a políticos republicanos que no se muestran suficientemente favorables a una rebaja de impuestos. "Queremos que se nos contemple como los garantes de la reducción de impuestos", declaró el a la sazón presidente de dicho club, Stephen Moore, en el año 2001. El club albergaba esperanzas de desembarazarse de Chafee después de que dos años antes un candidato patrocinado por dicho club hubiera estado a punto de derrotar al senador Arlen Specter, otro republicano relativamente moderado, en las primarias de Pensilvania. Y tales envites surten efecto, ya que, como un congresista republicano manifestó en el año 2001, "cuando ves al cien por cien de los republicanos votando a favor de la rebaja de impuestos propuesta por Bush, sabes que cada uno de ellos está mirando y no quieres que Steve Moore se ponga a reclutar candidatos en tu propia circunscripción electoral".

En cuanto a Specter, fue elegido como senador por vez primera en 1980, lo que le convierte en exponente de unos tiempos en los que en el partido conservador todavía había sitio para los moderados.

Por su parte, los políticos republicanos más jóvenes se han formado, en gran medida, dentro de un partido bajo la égida del movimiento conservador. Así, la derecha dura se había hecho ya con el control de la organización estudiantil del Partido Republicano hacia 1972, cuando nada menos que Karl Rove -quien, como se ha dicho, acabaría siendo principal consejero político y artífice de la victoria de George W. Bush en el año 2004- resultó elegido presidente de dicha organización. Otros destacados miembros de la misma fueron los ya citados Grover Norquist, Rick Santorum y Jack Abramoff, así como el también conservador Ralph Reed. Los integrantes del movimiento conservador también se hallan al frente del Comité Nacional Republicano, siendo así responsables de reclutar a los candidatos de dicho partido al Congreso, puestos para los que no dejan de escoger a personas afines a sus propios planteamientos. De ese modo, los pocos republicanos moderados que quedaban en el Congreso eran, salvo raras excepciones, políticos elegidos antes de que Reagan fuera elegido presidente o, como fecha más tardía, con anterioridad a las elecciones de 1994, que consolidaron el dominio del partido por parte del ala conservadora encabezada por Gingrich.

Aún se hace necesario abordar una última cuestión: el movimiento conservador vela por una continuidad de objetivos que no se da entre sus rivales políticos. Así lo ilustra el hecho de que, una vez Jimmy Carter hubiera intentado, sin éxito, establecer una política energética que redujera la dependencia estadounidense de las importaciones petroleras, la cosa quedara allí y nadie esperase que Bill Clinton retomara esa cuestión donde Carter la había dejado. Por el contrario, cuando Ronald Reagan trató en vano de reducir las prestaciones ofrecidas por la Seguridad Social, los miembros del movimiento conservador encajaron aquel chasco como un mero revés táctico.

En un ya famoso artículo publicado en 1983,
analistas del Cato Institute y de la Heritage Foundation invocaban la necesidad de una "estrategia leninista" destinada a minar el apoyo de que gozaba la Seguridad Social
,
a fin de "preparar el terreno político de modo que no se repita el fiasco del último año y medio".
Esa misma estrategia subyacía al intento de George W. Bush por privatizarla, de modo que hasta que el movimiento conservador no se vea derrotado -o a menos que ello suceda- con la misma rotundidad que el conservadurismo que imperaba antes del new deal, no dejarán de repetirse sucesivos intentos en el futuro. -

Publicado en:
El País.com
Disponible en:
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/conspiracion/neoconservadora/elpepusocdmg/20080413elpdmgrep_5/Tes

martes, 16 de diciembre de 2008

Los macabros estribillos de los niños cantores de CATO

En el Blog de Iván Villalobos, el 3 de septiembre de 2008 8:33, se publicó en:

https://www.blogger.com/comment.g?blogID=8174766227651242833&postID=8248146856771697975

referente a los oscuros vínculos e intenciones de
la ASOJOD , se escribió lo siguiente:

"Detrás de esta gente hay, no solo intereses políticos, sino también indisolubles poderosos intereses económicos.

Más que tratarlos de "jóvenes tratando de figurar", deben ser comprendidos más bien como parte de los cuadros humanos, que los grupos más reaccionarios de la gran plutocracia costarricense con todo y sus vínculos transnacionales, se encuentran preparando para enfrentar cualquier posible reivindicación o lucha social que pudiese darse por parte de las clases oprimidas en Costa Rica.

Hay toda una agenda oculta cuidadosamente planificada, para contener y reprimir por cualquier medio la expansión de los regímenes socialistas latinoamericanos que han aflorado a partir de las urnas.

Esta reproducción ideológica por medio de nuevos cuadros de jóvenes, que sin tener claro en que consiste la etiqueta, se identifican como "libertarios", que pertenecen a las familias plutocráticas protegidas por las diversas componentes políticas que tienen podrido el ambiente nacional y/o se encuentran fuertemente financiados, entre otros, por los sectores neopuritanos gringos de los más conservadores y reaccionarios.

Apelando a las trasnochadas tesis económicas de los Chicago Boys y peor aun, de las superadas tesis económicas de los vieneses como F. Hayek y L. von Mises, sin tener siquiera claro que son contradictorias entre sí, y sin la más mínima capacidad de análisis sobre las políticas económicas intervencionistas de las altas autoridades de la economía en EE.UU., distan mucho de llevarlas a la práctica.

Pero eso importa poco para ellos, mientras reciban financiamiento de los sectores reaccionarios gringos, que son herederos de grupos como White Aryan Resistance(-en el oeste-), Christian-Patriots Defense League(-en el medio oeste-) y Ku Klux Klan (-en el sur-) y cuyas reminisencias libertarias promovieron la famosa "Ley Patriota" implantada por Bush poco después del 11/S.

A la vez estos grupos como la ASOJOD que te ataca, de una manera bastante laxa, se hacen partidarios de las ideas de Ayn Rand, realmente llamada Alissa Zinovievna Rosenbaum, y esto tampoco es casual, pues sus tesis muestran la como una ideóloga de un perversa agenda de los intereses mezquinos de ese tipo individuos, que consideran su derecho natural tener privilegios económicos y políticos desde los cuales imponerse a los otros individuos, considerados naturalmente inferiores.
Los "randianos" tienen más características de secta religiosa y se adhieren a las tesis de su "Objetivismo", que es un tipo de realismo trasnochado insostenible desde cualquier perspectiva de la epistemología actual y desde los resultados de las investigaciones cognoscitivas de punta.

Bajo esta serie de premisas débiles y falsas, propone una eudaimonía trasnochada también, que según ella sirve de sustento moral para aceptar como único sistema social al capitalismo de laissez-faire, por lo que es virtuoso el egoísmo y la solidaridad y el altruismo son inmorales.

No obstante estos "jovencitos libertarios" pertenecen a grupos religiosos conservadores, en tanto reproductores de la ideología dominante, y no toman en cuenta que Ayn Rand era sustentadora abierta del ateísmo y del aborto. Pero esto no lo mencionan.

Uno de los centros más reaccionarios y que se están encargando de reclutar Jóvenes "yupis" que se identifiquen como libertarios, es el El Instituto Cato de Washington, y los centros de estudios afiliadas de Latinoamérica, protegidos por las botas militares de los ejércitos con copiosas tradiciones genocidas como en Guatemala (- por lo menos 200000 indígenas exterminados -), que tiene al Universidad EL Cato Francisco Marroquín que se encuentra promoviendo becas para jóvenes "libertarios" de Latinoamérica y que se ha convertido en un centro de concertación de los ideólogos de la ultra derecha latinoamericana (Álvaro Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner, Enrique Ghersi, José Piñera, Mauricio Rojas, etc.).

La agenda de los proyectos del Instituto CATO sobre Latinoamérica, están circunscritos a las políticas de desestabilización de las democracias socialistas de Latinoamérica, como se ha podido probar en Venezuela, que financian y premian a jóvenes figuras opositores a Hugo Chávez.

Este Instituto Cato, promueven por estrategias tanto "democráticas" como otras no tan sutiles ni democráticas, la destrucción del Estado protector y en la privatización de las instituciones de bienestar social.

Entre sus promotores ha estado el ex-ministro chileno José Piñera, cerebro de la doctrina de shock económica de Pinochet (-que exige la mediación de la fuerza militar y el terror político-), que estableció de pago la sanidad de Chile, privatizó hasta las guarderías y los cementerios y, lo más importante, la Seguridad Social.

El Instituto Cato se encuentra ampliamente subvencionado por varias multinacionales. Reconoce ingresos durante el tan solo en el año 2005 de aproximadamente 22,4 millones de dólares. Tiene en promedio empleados a tiempo completo, académicos asociados y múltiples pasantes.

Se ha demostrado que el Instituto CATO desde el principio ha recibido apoyo económico de los hermanos Koch -Charles G. y David H.-, herederos del gigante petroquímico Koch Industries.

Retoma y difunde también las teorías de Charles Murray sobre la desigualdad entre las razas(- racismo biológico y egoísmo social - ).

Una razón más por lo que son totalmente reaccionarios frente a la candidatura de Obama.

Al recibir sumas millonarias de las multinacionales que lo financian, el Cato Institute ha dejado de defender ideas libertarias y ha pasado a defender intereses pecuniarios.

Ha publicado, entre otras cosas, investigaciones sobre la inocuidad del tabaco después de recibir importantes donaciones del fabricante de cigarrillos Philip Morris y ha criticado el alarmismo de los ecologistas ante el efecto de invernadero después de obtener contribuciones de sus mecenas de Exxon-Mobil.

Ha tenido diversos aportes a la administración Bush, entre ellos la leonina reforma de los retiros (jubilación, como también un paradójico discurso ecologista que confiere a las multinacionales la libertad de contaminar.

George W. Bush llegó incluso a poner el Departamento del Medio Ambiente en manos de Gale Norton, también relacionada con el Instituto Cato y sus financiadores. Norton se opuso a la ratificación del protocolo de Kyoto para la limitación del efecto de invernadero y luchó por la explotación petrolera de los territorios de Alaska, sin importar los riesgos que implica esta para el medio ambiente.

A la vez que ha logrado un alto poder de divulgación en los medios de prensa al recibir el apoyo del multimillonario Rupert Murdoch, propietario de Fox News y de numerosos periódicos y otros medios de comunicación. "